miércoles, 29 de enero de 2014

A tres metros sobre el cielo. Así me sentía yo. Cada vez que me miraba y me sonreía, cada vez que me hacia sentir que... Yo... Era importante, que era solamente YO, que era su sueño, su noche, su día, su despertar... Cada vez que me decía TE QUIERO con los ojos, sin ninguna palabra. Sobrarían. Cada vez que me besaba. Cada vez que me tocaba.
Iba incluso acostumbrándome a aquello, a estar en esa tierra para los enamorados, a estar a tres metros sobre el cielo con él.

Hasta que todo estalla, era demasiado bonito para ser cierto, demasiado irreal, demasiado película de las que tienen un final feliz. Para nosotros el final feliz era el comienzo... Y para nosotros, el final sería un completo desastre.

Te intentas dar cuenta de todo lo que te dicen... El no te conviene. Te mereces a alguien mejor. Nadie como tu tiene derecho a sufrir tanto. Un clavo saca a otro clavo. Y tú cansada de tanto sufrir dices: ¿Por qué NO? Y vas haciendo caso de todo y a todo... Y al final la verdad... Te acabará estallando en la cara.

Te sientes engañada por ti misma. Sientes que has engañado a todo el mundo, pero lo que de verdad te das cuenta es de que:

Estas a tres metros… pero tres metros bajo la tierra…
Un recuerdo te da la primera puñalada... Pero por desgracia, de repente, cuando ves esos ojitos que hacía poco te decían TE QUIERO con la mierda… ahora ya no dicen nada.
Eso duele, sí... Pero lo que más te duele es que antes, por mucho que se interpusieran, por mucho que lo impidieran... te acercarías a el, y le abrazarías y le besarías.
Ahora sin embargo preguntas que donde está esa gente… ahora realmente la necesitas. Porque sientes como tu corazón quiere avanzar… pero como tus pies, no pueden.
Y ves que el se aleja… que se ha ido, que no te espera... Y que se lleva consigo las ultimas ilusiones y con ellas... Tu corazón...

Te quiero. Nunca lo olvides.

Por mucho tiempo que pase... Estarás en mi mente.

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